martes, 14 de enero de 2014

Punto 2: Renunciar a hormonas sintéticas

Sin duda, a las mujeres, los anticonceptivos orales les han cambiado la vida a mejor: el control sobre el ciclo nos permite una sexualidad más relajada, nos brinda el poder de decidir el momento del embarazo y nos hace, por fin, dueñas de nuestros cuerpos. Sin embargo, todo esto es ilusorio si miramos las secuelas que nos puede dejar el (ab)uso de los anticonceptivosaumento de peso, trastornos de la regla hasta ausencia completa de ella, una vez dejamos de tomarlos, y, a largo plazo, el aumento de riesgo de padecer cáncer (sobre todo de mama y de útero, más sensibles a un desequilibrio hormonal).

El mismo discurso vale para las hormonas sustitutivas durante la pre-y menopausia. Rápidamente se prescriben hormonas para paliar una fenómeno absolutamente normal y natural. Aquí también, si pasamos más de cinco años tomando hormonas, el riesgo de enfermar de cáncer aumenta exponencial-mente. Por otro lado, los beneficios de las hormonas sintéticas en esta etapa son más que dudosos, ya que solo tranquilizan los síntomas menos peligrosos, aunque sí molestos, como sofocación o sudoraciones. NO previenen patologías cardiovasculares ni alivian cuadros depresivos.

Las mujeres somos un objetivo importante (y ¡codicioso!) de la medicina alopática. Pasamos a ser pacientes desde que nacemos: nos monitorean, vacunan de VPH, sugieren los anticonceptivos para "curar" acné, dolores de menstruación o el síndrome poliquísticos, nos mamografian y ecografían, y a partir de los 45 + nos venden la moto de las hormonas sustitutivas, porque cuando empiezas a acercarte a la edad "fatídica", de repente, corres riesgo de enfermarte de casi todo. Todas estas mal llamadas "prevenciones" no hacen más que enfermarnos: la repercusión de la vacuna VPH, de la que hablaré en mi próximo post, el acumulo de las radiaciones de la mamografías y ecografías, las hormonas de los anticonceptivos y la terapia sustitutiva, sin olvidar los medicamentos que ya prescriben sin mirar a la persona: Con que pases los cuarenta "toca" fármacos contra la hipertensión, el colesterol, para apoyar la tiroides y un largo etc. Todos estos puntos no suman, ¡potencian! el efecto nocivo.


La mejor opción sigue siendo dejar la naturaleza hacer su camino, aprender a escuchar su propio cuerpo, dejar que haya altibajos, permitir pequeños trastornos para que el organismo vuelva a su equilibrio y aceptar el transcurso del tiempo como algo natural. 


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